Doblar una esquina de una calle de Moratalaz no es un acto vanal, ni
robótico, ni ritunario, como lavarse la cara al despertar de una
siesta reparadora.
Doblar una esquina en Moratalaz a veces es una respuesta a tus tribulaciones de peatón. Unas decenas de pasos antes de doblarla puedes llegar sediento de respuestas, falto de fe, de sombra en la cabeza que por las altas temperaturas disparan los pensamientos más insondables
Animamos a los paseantes ávidos de respuestas y estímulos que se
acerquen a Moratalaz y doblen las esquinas con fe.
Encontrarán pozos que calmen su sed, árboles que relantizarán su actividad cerebral, incluso una virgen frente a la que parar para escuchar su voz interior, o simplemente la de los pájaros que piden a la Virgen lluvias en verano.